Noviembre 05 2006
con mi sincamil por la A8
En un día con el cielo tan plomizo como ayer, no hay nada mejor que hacer que una descarga de adrenalina prolongada y constante por espacio de una hora.
Sin ninguna duda es una experiencia religiosa que todo vasco de pro tendría que vivir, debería de figurar en los mandamientos de la Biblia contada a los vascos. Penitencia pura sufriéndolo en sus propias carnes el feligrés (doy por hecho que no tengo lectores ateazos).
Es difícil explicar en que punto del camino comienza el sufrimiento; en esos túneles que ponen en peligro la integridad física de los intrépidos conductores, en los largos kilómetros de carril y medio (no os molestéis en buscar la otra mitad del carril que falta) con nula señalización nocturna, en el sangrante peaje, …
Supongo, y suponer es gratis, que las pruebas de esos coches tan seguros con tantas estrellitas que salen en la caja tonta las harán en la A-8.
Y en esta ocasión no vale decir que vas por la autopista por que quieres… jode… ¿queda otra opcion? Si, por supuesto, disponemos de variopintas posibilidades a gusto del consumidor, veamos:
- Viaja en autobús a un precio prohibitivo y abusivo (no sirve de nada, te gastas el precio en el peaje, tardas mas, y encima disfrutas mas de las curvas).
- Viaja por la N634 contemplado la bella estampa de la costa gipuzkoana, subiendo innumerables puertos y perdiendo medio día en el camino.
- Para los que no tuvieron suficiente con el Far-West en Port Aventura siempre les quedara la opción de Eusko Tren, ese tren del futuro, digno co-protagonista de una secuela de “Bienvenido Mr. Marshall” a la vasca.
P.D. ¿Cuando las diputaciones se dignaran a abonar a los usuarios de la A-8 el plus de peligrosidad que les corresponde?
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